Decía ¨quietud¨?
Hoy comienza el mes de septiembre.
Las cosas se han movido en este mes y medio a tal velocidad que no he tenido cabeza o un rato para hacer una página que he imaginado de diversas formas, por ejemplo como una balanza y a cada lado el momento de quietud y lo que la ha hecho mover.
Pero no.
Una metáfora o un poema.... pero no, tengo un ratico de paz y silencio. Escucho a Bylsma con la Suite #1 para Violoncello de Bach. Esta es mi música favorita para tener paz, toda la serie.
Pero de qué se trata este mes y medio? Vendimos la casa.
El cierre es dentro de 28 días hoy jueves. Limpiar, separar lo que se queda para donde sea que vivemos en un futuro en ottawa, lo que llevaremos a La Cueva, lo de regalar o mandar al Salvation army, que es la mayoría. Hemos ido recorriendo uno a uno los espacios para esta limpieza, que de alguna forma es como despresar un pollo asado, por las articulaciones. Me ha dolido asi, como si me fuera arrancando cada dedo, cada brazo, cada miembro, pretendiendo que la cabeza piense ordenadamente.
La semana pasada regresé de expamenes de laboratorio temprano y al entrar ví la bellisima luz de mañana entrando por la ventana al fondo. Lloré, recorrí cada rincón de la casa dándole gracias por lo que han sido 10 años de vida aqui, en cada lugar. Las ventanas al jardín fueron especialmente expresivas, me dieron su luz dorada de mañana de verano y el jardín resplandecia abajo. Vi cada árbol lleno de frutos, como los dos arboles "Mountain Ash" y sus cerezas rojas para los pájaros, que las comerán en manadas en el otoño, cuando no estemos aquí. Estos los trajimos Ricardo, Alejo y yo en un viaje de la camioneta llena de plantas de la casa de mi amiga ceramista, Jean. Nos regaló unas 200 plantas. Y de estos dos arbolitos dijo, /no creo que sobrevivan, tienen ya un metro, estan muy grandes para transplantar. Hoy tienen unos 5 metros de altura. Recorrí cada rincón de la casa, entré a la alcoba, di gracias por estar viva, en el amor, con Ricardo....
Bajé a mi estudio, me senté en cada silla, cada butaca, en el torno. Ví todo lo aprendido en diez años de trabajo en mi Taller. Cuánto amor, cuanta arcilla, cuántos fracasos, frustraciones, rajaduras al salir del horno. La cerámica es para los más tercos. Pero ví un desfile de piezas mostradas en una cantidad de exposiciones y lugares, los pájaros en su vuelo por la paz, las mujeres transformadas en ángeles, volando libres tras sufrir violencia y muerte en tántos lugares. Vi montones de esculturas, con forma de árboles, los silleteros y las silleteras, la abuela, donada a la Fundación Stephen Lewis para el Programa con Abuelas en África. Ví con el corazón agradecido a las personas que quisieron llevar una pieza hecha por mí a su casa y la tienen en algún lugar especial, como Bonnie. Muchas personas anónimas que llevaron mi obra. Nunca fuí una vendedora de arte y mucho menos de mi obra de arte, pero siempre logré vender o ubicar piezas que hoy están volando como los ¨pájaros de la paz¨ que hice cuando declararon la guerra a Irak. Fue mi forma de decir ¨no¨a la guerra, a la invasión, a la agrasión, a la violencia sin-sentido. Asi estuve allí sentada viendo mi estudio, sin lágrimas, curiosamente en este espacio no lloré. En los muros con barro encontré cómo había escrito a lo largo del tiempo algunas frases, como ¨this is my temple¨ y mi querida amiga Chandler también con el dedo mojado en barro escribió ¨the greatest misfortune is when theory outstrips performance¨ de Leonardo.
Vendimos la casa. Ahora buscamos un lugar sencillo y pequeño dónde pasar los meses de verano cerca a los hijos. No lo encontramos. Vimos algunos, hicimos una oferta en un apartamento en Ambleside I que no fue aceptada. Es un edificio viejo, con apartamentos pequeños pero al frente está el Rio Ottawa.
Ahi quisimos conseguir dónde mudarnos. No lo encontramos como queríamos, dentro del presupuesto, entonces la decisión fue, guarde todo y vámonos a la terminación de la construcción de la casa de La Cueva en Villa de Leyva y la Vida dirá qué sigué y dónde. Y así vamos. Hoy es primero de septiembre, media casa empacada para dejar a guardar en casa de unos amigos con espacio en su sótano, una tercera parte en 16 cajas con libros y fotos y algunos otras cosas, y el resto, se fue. Entre maría y Alejo, la casa de algunos amigos y St. Vincent de Paul, quedó ese resto de los chécheres de nuestra vida aquí. Diez años. Escribí una carta a La Flaca sobre esos diez años. Por la respuesta de Riky y de Alejo, creo que valdría la pena pensar en hacer un Blog que no sea éste, otro, para que cada uno pueda allí contar sus diez años, tan diversos y siempre llenos de vida, aún en la muerte. Diez años. Veremos qué resulta de esa carta a La Flaca.
Por ahora, me voy a tomar un vino con Ricardo, viendo el atardecer del primer día de este mes de septiembre del año 2011.